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Este es el momento de la semana en el que se registran más infartosSientes presión detrás del esternón y un dolor agudo que a veces irradia hacia los hombros, generalmente hacia el izquierdo. El dolor, además, no se ... presenta de forma intermitente, sino persistente. Sudas, estás blanco y puede que sientas náuseas. Todo esto son síntomas de algo. Es probable que te esté dando un infarto, y cuando esto sucede «cada segundo cuenta», alerta el prestigioso cardiólogo Pedro Brugada, autor de 'Nuestro corazón', una guía «accesible» sobre uno de los órganos más importantes del cuerpo.
Solo en nuestro país se producen unos 70.000 infartos agudos de miocardio al año, pero la buena noticia es que un porcentaje bastante alto de las personas que los sufren logran sobrevivir, en contra de la creencia popular de que la mayoría fallecen ¿Por qué? «Porque tanto las víctimas como su entorno saben reconocer mejor los síntomas de un ataque cardiaco, pero también porque cada vez se les ayuda más rápido y mejor. En la propia ambulancia ya se puede distinguir entre un infarto agudo y uno más leve», explica el doctor Brugada que, además de tener su propio centro médico en la localidad belga de Aalst, descubrió una enfermedad cardiaca hereditaria que ahora lleva su nombre.
Lo que ocurre en un infarto –precisa el especialista– es que parte del músculo cardiaco se rompe permanentemente por la falta de oxígeno y esa zona se convierte en una cicatriz que ya no puede proporcionar el trabajo de bombeo. «Y cuanto más grande sea la cicatriz, menos probable es que el paciente sobreviva. El lugar en el que se produce también es importante: si el infarto afecta a la cámara izquierda generalmente es más grave que si lo hace en la derecha. En cualquier caso, un ataque al corazón siempre es una alarma seria».
Aunque no se trata de una ciencia exacta, las probabilidades de sufrir un infarto de miocardio también varían en función de la hora del día. Se cree, por ejemplo, que el riesgo es mayor un lunes por la mañana en otoño o invierno. «Los ataques son ciertamente más frecuentes por la mañana y antes del mediodía que durante el resto de la jornada.
Su número aumenta repentinamente entre las 6 y las 8 de la mañana y se mantiene elevado hasta las 11, después de esa hora el número de infartos disminuye gradualmente hasta las 6 de la tarde, y desde entonces se mantiene en cifras bajas hasta la madrugada. No sabemos exactamente por qué pasa esto, pero parece que el cuerpo sufre cambios no solo al levantarnos sino también justo antes de hacerlo para afrontar nuestras actividades diarias y esto afecta al riesgo de sufrir un ataque cardiaco», argumenta el autor de 'Nuestro corazón'.
Los cardiólogos lo tienen muy claro. Una persona que sufre o sospecha que está sufriendo un infarto y permanece consciente debe acudir a un médico lo antes posible. Cada minuto cuenta. «Esto tiene que ser así, incluso si el paciente se recupera aparentemente rápido. Si la persona se desploma repentinamente y ya no responde, debe recibir las compresiones torácicas inmediatamente, mientras alguien llama a emergencias. En ese caso, cuenta cada segundo», aclara el especialista.
Este es un miedo muy extendido, sobre todo en personas con problemas cardiovasculares. La recomendación del doctor Brugada es que «llames a emergencias y te muevas lo menos posible para no poner más presión a tu corazón. Si te ocurre mientras estás en el coche, ponte a un lado de la vía. Nunca intentes conducir tú mismo al hospital porque puedes perder el conocimiento de camino. Si ya tomas betabloqueantes y los tienes a mano, toma una pastilla. Y si es tu primer ataque, pon una aspirina lo antes posible en tu boca, mastícala y traga. Este fármaco ayuda contra los coágulos de sangre. Ahora bien, es importante aclarar que la aspirina no es adecuada para todo el mundo y puede tener efectos secundarios.
Asegura Brugada que se ha escrito mucho sobre la pregunta de si puedes sentir que vas a tener un ataque al corazón, «pero la realidad es que muchos infartos atacan a la víctima como truenos en cielos despejados». Es decir, ni lo ven venir ni saben qué les está pasando. «Pero si escuchas atentamente a las personas que lo han experimentado y haces las preguntas correctas, resulta que en el periodo de cuatro semanas a una hora antes del infarto hubo a menudo pequeños y, a veces incluso grandes, avisos a los que esas personas, por alguna razón, no hicieron caso».
La realidad es que la mayoría de los ataques comienzan lentamente, con dolores o malestar leve. «Es lógico porque el infarto no deja de ser una fase tardía en el curso de una enfermedad arterial. Digamos que el motor dio señales de que algo iba mal al conductor, pero este estaba despistado mirando al horizonte. No vio la luz de aviso del combustible encendida y el motor finalmente se paró. Así que piensa en esas luces de aviso como una fatiga inexplicable, una presión desagradable en el pecho, dolor en los brazos, espalda, cuello, área de la mandíbula o el estómago.
También son síntomas sospechosos la falta de aliento sin hacer un gran esfuerzo, sudor frío, palpitaciones, mareos e hipo persistente. Es cierto que son señales vagas y que todo el mundo se sienta así en algún momento. Piensa a qué pueden deberse esas luces de aviso y si no se te ocurre nada, llama al médico o, si es necesario, a emergencias. «Mejor llamar unas cuantas veces de más que una de menos», aconseja el doctor Brugada.
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