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La niña tenía 12 años, estaba bajo la supuesta protección de la Generalitat de Catalunya, tenía redes sociales, como Instagram y la aplicación de citas Badoo, y cayó en la trampa de un hombre de 40 años. Comenzó a tener conversaciones en las redes sociales, y él comenzó a pedirle imágenes de contenido sexual, según el escrito de acusación de la Fiscalía, que solicita 107 años de prisión para el acusado de un delito continuado de agresión sexual con agravantes como la acción conjunta de dos o más personas y la situación de especial vulnerabilidad de la víctima. Además enfrenta cargos por acoso, exhibición obscena ante menor de edad y pornografía infantil. Al inicio del delito, en mayo de 2020, el hombre, que responde a las iniciales T.L.M, tenía 40 años. El contacto virtual pasó a un encuentro en un centro comercial de Barcelona y luego hasta casa del hombre, donde la violó. A partir de entonces las agresiones sexuales se repetirían, con grabaciones y fotografías.
Ese contenido que el acusado subía a las redes servía para contactar con otros pederastas, que también violaban a la víctima, en presencia del acusado. Los vídeos son descritos en el documento de acusación que la Fiscalía presentó ante la Audiencia Provincial de Barcelona, contra T.L.M nacido en 1979 y sin antecedentes penales. De mucha dureza, se habla incluso de utilización de cuerdas para la dominación.
El primer vídeo que sirve como prueba data de noviembre de 2020, pero desde antes de esa fecha, aclara la Fiscalía, la ofreció para que otros pederastas mantuvieran sexo con la menor. Para lograr su objetivo, T.L.M suplantó la identidad de la chica en Instagram y en la app de citas Lovoo, anunció que quería tener «relaciones sexuales grupales» y publicó sus fotos en ropa interior.
De allí los interesados pasaban al perfil del hombre, con el que negociaban las violaciones. Una exigencia del acusado era grabar con un móvil esas relaciones en su propia casa y bajo sus indicaciones. Hay «no menos de 20 vídeos» siendo violada en «diferentes posturas y encuadres». No usaban preservativo. Tampoco se intentaba disimular el rostro o la identidad de la menor. Al principio eran fotografías con «planos cortos» de los genitales o en el espejo que se hacía la propia niña. Luego fueron películas con «primeros planos de los genitales o bien con planos más amplios en los que indefectiblemente aparecía la menor desnuda» y los hombres violándola.
Nacida en 2007, la niña había sufrido acoso escolar y familiar «dada la enfermedad de su madre, todo lo cual le había ocasionado además una condición de baja autoestima», la define el ministerio fiscal en el escrito presentado en el juzgado de instrucción. En el momento de los hechos estaba bajo la guarda administrativa de la Direcció General d'Atenció a la Infancia i la Adolescència, «como medida de protección a la menor».
Siempre «movido por el ánimo lascivo», el hombre logró que la niña se fugara, tanto de día como de noche, del centro en el que estaba asignada, para que se quedara en su casa como «refugio físico», y le «ponía películas pornográficas para que la menor las viese y se desinhibiese» y cediera a las exigencias sexuales de T.L.M.
Hay identificados al menos cuatro hombres que participaron en estas agresiones sexuales, sabedores de la edad de la víctima y se les «siguen diligencias previas» en los juzgados de Barcelona. Las agresiones duraron al menos dos años. En los últimos encuentros, la menor tenía 14 años. El acusado poseía en sus dispositivos electrónicos más de 230 fotos y más de 60 vídeos creados por él con los abusos a su víctima, y otros 10.000 contenidos pedófilos creados por otros.
La víctima tiene ahora «un menoscabo moral derivado de la indignidad dimanante del conjunto de experiencias a que la sometió el procesado, las cuales afectarán su desarrollo psicomadurativo».
Los «cooperadores necesarios», esos hombres que aceptaron violar a la menor, a sabiendas de su edad, después de tener contacto con el acusado principal de esta trama, enfrentan acusaciones de la Fiscalía por los delitos de acoso a menor de 16 años por medio de tecnologías, el delito de exhibición obscena ante menor, la elaboración y distribución de pornografía infantil con agravante de violencia física y sexual, y el delito continuado de agresión sexual, con agravantes de actuación conjunta de dos o más personas y de la especial vulnerabilidad de la víctima.
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