Del instituto a la 'high school'

Bachillerato en Winnipeg con la beca Amancio Ortega

Entre los alumnos riojanos que estudiarán el próximo curso al otro lado del Atlántico, Daniel Eley Villena es un caso singular por muchas razones. Es uno de los 450 chavales ganadores de la beca Amancio Ortega (seis de ellos en La Rioja), una ayuda que cubre todos los gastos de viaje, manutención y escolarización. Daniel no se ha embarcado en esta aventura por el idioma: su padre es galés, así que maneja el inglés con la soltura de una lengua materna y a lo sumo se entretendrá apreciando las diferencias entre el acento de Cardiff y el de Winnipeg (Canadá), su ciudad de acogida. «La idea fue mía. Tenía ganas de ir al extranjero y Canadá siempre me ha gustado. Además, llevo nueve años jugando al hockey sobre hielo en Logroño, en el Milenio, y me apetecía practicarlo fuera», explica. Aunque él no eligió el destino, se siente afortunado: Canadá es una de las mecas de su deporte favorito y su futuro instituto tiene equipo de hockey. «El mayor miedo que tengo es a no sentirme adaptado –confiesa–, pero creo que la experiencia merecerá la pena. Me apetece concer gente de otras culturas».

El cierre temporal de los visados apenas afectó a los estudiantes

Entre los destinos para cursar un año académico en el extranjero, Estados Unidos es el más demandado. «No solo es atractivo para los chavales, que lo conocen por las películas y las series, sino también el más económico», asegura Pablo Martínez de Velasco, presidente de Aseproce (Asociación Española de Promotores de Cursos en el Extranjero). La razón hay que buscarla en el programa J1, una idea del presidente Kennedy para acoger estudiantes extranjeros con familias voluntarias y en colegios públicos. Al contrario de lo que sucede, por ejemplo, en Irlanda, las familias estadounidenses no cobran nada por alojar a un alumno durante todo el curso.

El frenazo a la concesión de visados de estudio que Trump decretó hace unas semanas apenas ha tenido repercusión. El 90% de los alumnos había cumplido ya ese trámite en la embajada. «Afectó sobre todo a los alumnos que debían solicitar un visado F1, de mayor duración, que suelen ser universitarios. Un mes antes sí que habría sido una locura porque los cursos empiezan en agosto y hubiéramos ido muy justos», explica Martínez de Velasco.

¿Y el año que viene? Aunque la situación ha recobrado la normalidad y la embajada ha vuelto a expedir visados, Martínez de Velasco no descarta que las familias, para evitarse incertidumbres, busquen destinos alternativos como Canadá, un país similar en muchos aspectos. «Aun no podemos valorarlo –advierte–, pero algo semejante nos pasó con el brexit. Aunque en la práctica no afectaba, la gente decidió buscar otros lugares más amables, sobre todo Irlanda».