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Martínez Alesanco. El legado de varias generacionesPilar y Pedro son dos de los cuatro hermanos que actualmente conducen los destinos de Bodegas Martínez Alesanco. Hablan con pasión y cariño de su ... bodega, conocen el entorno y su historia, pero son incapaces de datar desde cuándo la familia lleva haciendo vino en Badarán. «Toda la vida, pero no sabemos cuando comenzaron exactamente. Lo hacía mi abuelo, y los anteriores a mi abuelo porque aquí en el pueblo se ha hecho vino toda la vida. Lo que sí podemos decir es que la marca Martínez Alesanco no se crea como tal hasta los años 80», señalan, «aunque siempre se había hecho vino sin etiqueta en nuestra familia».
Pedro, el abuelo, era un corredor de vinos. Trabajaba con los elaboradores y con las bodegas y les localizaba a éstas el tipo de vino que necesitaban para completar sus 'coupages' y si no, negociaba en nombre de los vecinos con la alcoholera de Cenicero, pero en los años 80, animado por su mujer, decidió que en lugar de trabajar para que otros vendieran vino, lo harían ellos, y comenzaron a etiquetar su propio vino y a venderlo.
Visita con degustación
Incluye: Visita a la bodega en castellano y cata de cuatro vinos con aperitivo kilómetro cero. A los menores se les servirá mosto
Duración: 90 minutos
Precio: Adultos: 18 €; niños de 5 a 17 años: 6 €
Cata Premium
Incluye: Cata libre de 5 vinos premium con aperitivo 'kilómetro cero', chorizo, pan de pueblo y aceite de oliva. Si se desea, luego se podrá visitar la sala de barricas de forma libre.
Duración: 35 minutos
Precio: Adultos: 15 €
Horario y reservas
Reserva: No es necesario reserva previa
Horarios: De lunes a viernes de 9.30 a 13.30 horas y de 15.30 a 19.00. Sábados de 10.00 a 13.30 y de 16 a 19.30. Domingos y festivos de 10.00 a 13.30
Hasta el año 1992 elaboraban vino en 12 calados diferentes de la localidad (unos propios y otros alquilados), pero en 1993 volvió a emerger el espíritu emprendedor del matrimonio y se decidieron a construir su primera bodega, que sirvió para alumbrar ya la añada del 93.
Los inicios, como no podía ser de otra forma, fueron modestos. Apenas disponían de un depósito y una prensa, y ni siquiera pudieron etiquetar su vino como DO Rioja porque no alcanzaban el mínimo de 50 barricas que exigía la normativa del Consejo Regulador.
Hoy en día, la bodega ha crecido con una ampliación que concluyó en 2020, en plena pandemia, y aquellas cifras minúsculas del inicio se han convertido ya en una bodega que elabora 1,5 millones de litros y cuenta con 2.500 barricas. Además, sumó 80 hectáreas de viñedo propio que le proporcionan parte de la uva que cada año necesitan, el resto la compran a agricultores de confianza.
Con la ampliación, la bodega abrió sus puertas al enoturismo y con ello potenció su negocio de venta directa a particulares, que es la forma en que Bodegas Martínez Alesanco comercializa principalmente sus vinos.
En la visita a la bodega, el enoturista descubre cómo el trabajo de las tres últimas generaciones de la familia ha conseguido levantar un negocio ubicado en una zona donde se da la mayor densidad de viñedo viejo del mundo. «Un 13,5% de las viñas tienen más de 80 años», afirma Pilar.
La visita a la bodega hace un recorrido por todo el proceso de elaboración pero también descubre detalles, casi anecdóticos, desconocidos para buena parte del gran público como los cristales que el vino forma tanto en el interior de los depósitos como en las barricas y que se pueden ver y tocar durante la visita.
Igualmente, en el paso por las distintas estancias se va combinando la explicación de los modernos sistemas de elaboración con los más antiguos, y se recuerda como, por ejemplo, pequeñas gavillas de sarmientos, ubicadas en las bocas de los depósitos, servían de filtro.
De la misma forma se rememora el paso de la filoxera por la región y para entender lo que supuso y cómo se pudo solucionar se pueden ver unos francos en los que se injerta después la variedad de uva que se quiere obtener.
Igualmente, cuando avanza el recorrido se pueden ver diferentes tostados en las duelas de las barricas o incluso cómo se obtienen los tapones de corcho (esos que los hermanos Pilar y Pedro, de pequeños, colocaban manualmente en la embotelladora cuando salían del colegio, según cuentan) de la corteza del alcornoque.
En un recorrido cargado anécdotas que recorre tanto la zona de elaboración como la de crianza con sus naves de barricas y su botellero, hasta la de etiquetado, el visitante concluye su visita conociendo los diferentes vinos que actualmente elabora Bodegas Martínez Alesanco, y que completan una amplia gama.
Junto a los clásicos tinto joven, crianza, reserva y gran reserva, Martínez Alesanco ofrece también un blanco joven y un blanco fermentado en barrica; un clarete –típico de la zona– y un rosado fermentado en barrica. Pero además, presenta vinos más singulares como el Selección, que constituye el vino más personal de la familia; el ecológico ECO, los monovarietales garnacha tinta y garnacha de tinaja o el 'Nada que ver'. Este último, el primer monovarietal elaborado con maturana tinta, rompe en cierta forma con lo habitual pero refleja todo el carácter, la fuerza y la potencia de la variedad.
Estos vinos podrán ser degustados por los visitantes en algunos de los espacios interiores (cuenta para ello con bonitas salas decoradas en madera) o, si la temperatura lo permite, en el coqueto jardín ubicado frente a la entrada principal de la bodega y que cuenta con especies propias de la zona, y con la singularidad de que las jardineras responden a la silueta de las hojas de la vid de la variedad tempranillo.
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