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Los analistas ya lo han bautizado como 'Merzcron'. La investidura del canciller alemán, Friedrich Merz, ha generado una gran expectación en las altas esferas galas. ... Hasta el punto de que esperan que sirva para olvidar los últimos años de constantes rifirrafes entre París y Berlín. Las frías relaciones entre el francés Emmanuel Macron y el germano Olaf Scholz ya son cosa del pasado. En ambos países confían ahora en que el nuevo binomio (Macron y Merz) deje una huella parecida al 'Merkron' (la alianza del jefe del Elíseo con Angela Merkel) o el 'Merkozy' (la alemana con Nicolas Sarkozy).
«Un renacimiento franco-alemán en Europa». Con esta fórmula algo pomposa, el líder de los democristianos germanos prometió un nuevo capítulo en la alianza entre Alemania y Francia, principal motor de la Unión Europea en sus 68 años de historia. El dirigente galo no quiso ser menos. En su comparecencia conjunta del pasado 7 de mayo en el Elíseo defendió «recuperar en todos los ámbitos (…) un reflejo franco-alemán».
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«Nos hemos puesto de acuerdo en una agenda completa para impulsar de nuevo nuestras relaciones y reforzar a Europa», afirmaron ambos mandatarios en una tribuna. En ese texto, publicado en los diarios 'Le Figaro' y 'Die Welt', defendían temas en los que convergen, como la guerra de Ucrania, el aumento del gasto militar, la competitividad económica, la disminución de la burocracia de la UE y «un realineamiento de las políticas energéticas». La flamante coalición germana, que no incluye esta vez a los verdes, tiene una visión menos hostil respecto a la energía nuclear que su predecesora. Eso puede limar las habituales discrepancias entre ambas naciones sobre esta cuestión estratégica.
Macron y Merz han empezado su relación cargados de buenas intenciones, visibilizadas con el pie de foto del selfi que se hicieron en el despacho presidencial: «Con mi nuevo amigo». La reunión de la semana pasada en el Elíseo vino acompañada tres días despúes por el viaje de ambos a Kiev, junto con el primer ministro polaco, Donald Tusk, y su homólogo británico, Keir Starmer. Un renovado eje París-Berlín-Varsovia-Londres emerge en un complejo tablero europeo, sacudido por la guerra de Ucrania y el segundo mandato de Donald Trump.
«Los medios insisten mucho en la simpatía personal, pero hay grandes divergencias que permanecen entre ambos países, como el endeudamiento de la UE, las políticas en defensa o comerciales (el tratado de libre comercio con Mercosur, por ejemplo)», advierte Marie Krpata, experta de las cuestiones franco-alemanas, en declaraciones a este diario.
«Cuando haya desacuerdos, los resolveremos juntos», ha prometido Macron. Ya se había reunido por primera vez con Merz en diciembre de 2023 en una recepción poco habitual en la sede presidencial del entonces líder de la oposición en Alemania. Sus vínculos se ven favorecidos, además, por su pasado compartido en el sector de las finanzas, así como por el hecho de que el líder de la CDU habla francés de manera fluida.
Según Krpata, investigadora en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), «Merz quiere inscribirse en la tradición de los democristianos Konrad Adenauer y Helmut Kohl», quienes protagonizaron imágenes icónicas con los principales dirigentes en París. A eso se le ha sumado, según esta experta, «la degradación en las relaciones transatlánticas» con el retorno de Trump a la Casa Blanca y el acercamiento -de consecuencias inciertas- entre Washington y Moscú.
Curiosamente, la conmoción provocada en Alemania por ese movimiento telúrico en la geopolítica ha sido percibida en Francia con cierta esperanza. París confía en que sirva para que Berlín matice su histórico atlantismo -fue uno de los motivos de los rifirrafes entre Macron y Scholz, que priorizó su estrecha relación con el estadounidense Joe Biden-, mantenga posiciones más ambiciosas en temas militares y, sobre todo, apueste por su inacabado proyecto de «Europa de la defensa». La propuesta de debatir sobre la posibilidad de que el paraguas nuclear francés proteja a otros Estados del Viejo Continente va en ese sentido. Es un evidente guiño hacia el canciller.
«Me felicito de la decisión histórica que Alemania tomó hace unas semanas de invertir de manera masiva en materia militar y de infraestructuras», ha destacado el inquilino del Elíseo, refiriéndose a la reciente reforma de la Carta Magna germana. En las altas esferas galas confían en que la ruptura de ese primer tabú de la política alemana preceda otros movimientos parecidos.
Los expertos franceses esperan que el nuevo Ejecutivo germano respalde las propuestas de sus vecinos, especialmente un endeudamiento mancomunado en la UE para invertir en la compra de armamento, además de acelerar la transición ecológica o el desarrollo de otros sectores punteros (inteligencia artificial, robótica…), siguiendo las recomendaciones de los informes del economista y expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi y del ex primer ministro italiano Enrico Letta.
«La reforma constitucional ya ha representado toda una revolución y una medida contraria a la austeridad prometida por la CDU durante la campaña electoral. (…) Por ese motivo, me parece poco probable que Merz cruce otras líneas rojas y apueste por un endeudamiento europeo», sostiene, sin embargo, Krpata.
Esta experta recuerda como un factor para tener en cuenta la influencia del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que se ha convertido en la segunda fuerza en el Bundestag -el Parlamento germano- e incluso aparece como la primera en algunos sondeos. En opinión de Krpata, «debemos preguntarnos hasta qué punto esto reducirá la capacidad de maniobra de Merz a nivel europeo».
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