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Hasta los años 40 no era extraño encontrar enólogos franceses en las bodegas centenarias de Rioja. Jean André Richard lo fue de Bodegas Marqués de Riscal durante la difícil década de los años 40: la del hambre de posguerra en España y la del mayor conflicto bélico de la historia de la humanidad.
Richard, curiosamente en una de las décadas de mayor pobreza y penurias en España, dejó para la posteridad algunos de los mejores vinos de la historia de Rioja, como el Reserva Médoc (RM) de 1945:«Es un vino que siempre que lo hemos catado con expertos nacionales y/o internacionales ha sido destacado e incluso, la última ocasión en que hicimos un cata de vinos de los tres siglos de historia de Bodegas Marqués de Riscal, los reconocidos prescriptores franceses Michel Bettane y Bernard Burtschiy [conocedores de algunos de los mayores tesoros bordeleses y borgoñones por cuyas botellas se han pagado cantidades desorbitadas] debatieron entre ellos sobre si ese vino de 1945 era el mejor que habían probado nunca».
Una sonrisa pícara surge en la cara de Francisco Hurtado de Amézaga, hasta hace unos meses director técnico de la bodega centenaria de Elciego, mientras recuerda la anécdota:«La respuesta colegiada entre ambos fue que quizás sí, que seguramente era el mejor vino que habían probado en su vida, pero, luego, también matizaron que era el mejor «en este momento actual...», es decir, que podía ser el mejor vino de 80 años que habían probado. Poco más que decir, franceses hasta las últimas consecuencias...», ríe el veterano enólogo.
Lo cierto es que tanto Francisco como su hijo Luis Hurtado de Amézaga, quien está ahora al frente de la dirección técnica, consideran varias cosechas de la década de los 40 como algunas de las mejores de la historia de Riscal, como la mencionada de 1945, pero también las de 1946 y 1948 –incluso la, a priori, más difícil de 1947 recibió también los 100 puntos Parker–.
Vinos al nivel de algunos prefiloxéricos que, como el fundacional de 1862, se han demostrado indestructibles al paso del tiempo:«No encuentro muchas explicaciones técnicas más allá de que así es el maravilloso mundo del vino, pero hay cosechas en las que los vinos llegan a una meseta en la que se mantienen durante décadas y en casos, como hemos visto, durante más de un siglo pero, insisto, esa es la magia y, sobre todo, consecuencia de poder contar con un cementerio de botellas en el que todavía podemos encontrar todas las añadas, desde la primera de 1862», indica el veterano enólogo.
Pero volvamos a los 40, a aquella década de penurias y del discreto Jean André Richard:«Estamos catalogando y digitalizando archivos, pero no hemos encontrado imágenes de este enólogo y escasa documentación de la época», relata Francisco Hurtado de Amézaga, bisnieto del fundador. «Lo que sí sabemos es que fue un espía para los aliados y que fue apresado por la policía de Franco por trabajar en contra de los nazis».
Al parecer, Jean André Richard fue uno de los tres cabecillas que crearon la red de espionaje denominada 23.031 y que, utilizando la estación de ferrocarril de Canfranc –que había sido inaugurada en 1928 por Alfonso XIII, rey de España, y por Gaston Doumergue, presidente de la República Francesa–, recababa información de los agentes franceses y españoles desplegados a uno y otro lado de la frontera. La historia con detalles la cuenta el periodista oscense Ramón Javier Campo en su libro 'La estación espía. Las claves de la derrota de los nazis en los Pirineos'.
Richard trabajaba en Elciego pero residía en San Sebastián. Había sido combatiente en la Primera Guerra Mundial y, al parecer, se servía de su sobrino Juan Astier Echave, oficial aduanero en Canfranc, para recibir información de la Francia ocupada por los nazis o para aportarla sobre el potencial del ejército español en caso de que optara por tomar un papel activo en la Guerra en enclaves o ciudades que podía ser claves como Logroño, Vitoria o Zaragoza. Dicha información se hacía llegar al cónsul británico en San Sebastián, quien, a su vez, la transmitía a Londres y, por tanto, a los aliados.
Vino rompedor Marqués de Riscal 1945, del que se habla en estas líneas, no está a la venta. En pandemia, se pagaron 3.000 euros en una subasta, pero en el restaurante de la propia bodega se ha vendido por hasta 15.000 euros
Barón de Chirel: Así que, puestos a elegir otro vino emblemático, Barón de Chirel es con el que Marqués de Riscal dio un golpe en la mesa con su salida al mercado en 1991 (elaborado de la cosecha 1986)
PVP 110 euros. Eso sí, de la añada 2019
Richard entró a trabajar para Riscal en 1942: «Es el mismo año –recuerdaFrancisco Hurtado de Amézaga– que la bodega se convierte en sociedad anónima». «El anterior enólogo falleció y se ficha a Jean André Richard, quien, desde luego, y ahí están los vinos de la década, era un magnífico profesional».
El espía acabó detenido por la Policía española ese mismo año, aunque tanto él como los otros dos cabecillas, junto con otros miembros activos de la red de espionaje, no fueron entregados a los nazis, por fortuna para ellos, sino juzgados en España un año después:«Mi tío abuelo Carlos, el Barón del Castillo de Chirel, que luego ha dado nombre a uno de nuestros vinos más emblemáticos, intercedió por Jean André en el propio palacio del Pardo». «La insistencia fue tal que Richard pudo volver a trabajar a la bodega y continuó elaborando los vinos. Hay que tener en cuenta que apenas había industria, apenas quedaban tampoco bodegas en España, las pocas que había estaban en La Rioja, y supongo que mi tío abuelo era además muy convincente».
Después de 53 vendimias, entre Rueda y Rioja –en este caso como director técnico desde 1987–, Francisco Hurtado de Amézaga acaba de ser sustituido por Luis, su hijo, que hasta ahora había desarrollado su carrera profesional fundamentalmente en la denominación castellano leonesa.
Mucho se ha escrito, y se escribirá, sobre que los vinos de Riscal envejecen tan bien por el supuesto elevado porcentaje de cabernet sauvignon, pero el veterano enólogo pone las cosas en su sitio: «Muy poca gente lo sabe y he leído alguna que otra barbaridad sobre este tema cuando se catan algunas cosechas». «Los vinos etiquetados como Reserva Médoc (RM) son los que llevan más cabernet, pero tampoco sé, porque no quedó por escrito, qué porcentajes sobre tempranillo tienen». «Es decir –continúa–, el vino de 1945 que hemos comentado sí que tiene una participación importante de cabernet y así se etiqueta como RM, pero hay otros muchos grandes reservas que se ha dicho que estaban tan buenos por el cabernet sauvignon pero apenas tenían».
Hurtado de Amézaga señala en este sentido que «la tempranillo es una variedad extraordinaria para el envejecimiento de vinos y, para mí, el cabernet es únicamente un complemento que forma parte de la historia de esta bodega, pero yo soy un defensor de la tempranillo asentada en maravillosas laderas de Elciego y de Rioja Alavesa».
Quizás el lector se pregunte por qué algunos vinos de Marqués de Riscal tienen cabernet sauvignon cuando no es una variedad autorizada en Rioja. El fundador de la bodega, Guillermo Hurtado de Amézaga, contrató por encargo de la Diputación alavesa al enólogo Jean Pineau para enseñar a los cosecheros alaveses a elaborar según las técnicas del Médoc. Un siglo antes los hermanos Quintano en Labastida intentaron aplicar, sin éxito, las mismas técnicas, mientras que al otro lado del Ebro era el Marqués de Murrieta quien empezaba también a elaborar 'Riojas modernos' con métodos bordeleses.
Guillermo, además de a Jean Pinau –a quien luego contrató como enólogo tras acabar su relación laboral con la Diputación–, había traído además en 1860 nueve mil sarmientos de variedades francesas como cabernet sauvignon, semillon blanc, pinot gris y pinot blanca, que distribuyó entre otros viticultores ineresados de Elciego, Laguardia, Labastida, Salinillas, Oyón, Samaniego o Villabuena para experimentar con la tempranillo y la graciano, las más habituales entonces en Rioja Alavesa. Así consta en los archivos de Marqués de Riscal, incluido el contrato original con Pineau. Es decir, el cabernet está en los vinos de la casa centenaria antes incluso de la creación de la DO Rioja. En cualquier caso, Hurtado de Amézaga insiste:«Hay muchas leyendas. Riscal tiene desde entonces algunas fincas de cabernet, pero tenemos 530 hectáreas de viñedos en propiedad, 325 de ellas de más de 50 años y otras 800 entre proveedores fijos y arrendados, y lo que te puedo asegurar es que la gran, la grandísima mayoría, son tempranillos. De hecho, Tapias, nuestro último lanzamiento que ha ido a la Place de Burdeos, es un varietal 100% de tempranillo».
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