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Leer el Boletín Oficial de La Rioja durante este 2025 supone sumergirse en un sinfín de «convocatorias para el acceso a personal estatutario fijo», «bases ... generales de las convocatorias de los procesos de selección», «relación de personas admitidas y excluidas»... Cuestiones todas vinculadas a los procedimientos para incorporar nuevos trabajadores públicos a la Administración. El Gobierno de La Rioja es el principal motor del empleo público, del que no se escapan la Administración del Estado ni los ayuntamientos, hasta poner en 20.000 el listón de los trabajadores públicos de la comunidad.
Las recientes convocatorias del Gobierno regional, la reactivación de procesos que en muchas ocasiones comenzaron en 2021, 2022, 2023 o 2024 (y que debían convocarse por obligación legal) y los que están por venir representan cerca de 750 plazas. Y esa oferta, la atrasada y la que está por llegar (por ejemplo, esta semana la mesa sectorial de Educación acordó una convocatoria de 120 empleos públicos de maestros) convoca a miles de opositores. En total, en los últimos procesos del Ejecutivo regional, se han presentado más de 15.000 candidaturas.
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Cada proceso es un mundo, tanto por poder de atracción como por sus propios plazos temporales, en muchos casos marcados por la demora. Existen puestos de una alta especialización, como las convocatorias para tres plazas de ingeniero de Montes o una de técnico especialista en Ciencia de Datos. Mientras, otras son mucho más abiertas, como las de administrativo o subalterno. Cada una tiene su relación (y número) de pretendientes.
En la Administración General destacan, por volumen, las listas de admitidos para el cuerpo auxiliar, con 1.856 presentados para 65 plazas; para administrativo, con 1.239 candidatos para 19 plazas; o subalterno, con 1.506 postulantes para 15 empleos.
Educación es otro de los grandes pilares de las ofertas públicas de empleo. Este año se han convocado 248 plazas para profesores de Secundaria y profesores especialistas de FP. En junio está previsto que se midan ante sus respectivos exámenes los 3.156 candidatos inscritos. Habrá algunos que opten por los 33 puestos de Inglés que se han convocado, 30 de Lengua Castellana o cuatro de Procesos Sanitarios, por ejemplo.
El Seris, por su parte, ha sacado 76 plazas (15 de ellas de Atención Primaria y 12 de Medicina Interna, por ejemplo) y en los procesos se han admitido a 517 aspirantes, mientras ultima los relativos a 2025. Casi uno de cada tres inscritos (167) ha pugnado recientemente por las tres plazas de fisioterapeuta ofertada.
Además, el Consorcio de Extinción y Salvamento (CEIS) también ha abierto procesos para cubrir 22 plazas y Fundación Rioja Salud completa esta imagen general con otros 13 puestos públicos en liza. Quedan pendientes, por ejemplo, las plazas correspondientes a la Dirección General de Justicia e Interior, que en la última convocatoria ascendieron a 44, y cuya cifra podría resultar similar en este 2025..
Todos estos procesos, cuya finalización se demorará desde algunos meses a años, supondrán una inyección importante de nuevo personal para la Administración regional, cuyo cuerpo está conformado por más de 14.000 empleados públicos y que se enfrenta, entre otros grandes retos, al del envejecimiento progresivo de la plantilla.
Las academias de estudio especializadas en preparar a opositores no sienten que esta acumulación de procesos les beneficie. Todo lo contrario. Los retrasos, además de otras causas, les están penalizando. «Nunca he conocido una situación similar», sintetiza Pilar Fernández, del centro de estudios Gonzalo de Berceo, en referencia a los retrasos producidos especialmente en las convocatorias de la Administración General. «El estudiante no tiene certezas y lleva, en muchos casos, apuntado a unas oposiciones que no salen. Resulta desesperante», añade.
Esta situación provoca que los temarios se acaben antes que la paciencia de los opositores. «La incertidumbre para ellos es total porque además no hay información», abunda sobre estudiantes que en ese camino que pudo empezar, en muchos casos, en 2022 y que aún no ha terminado, han decidido abandonar o han olvidado lo aprendido.
«Los retrasos queman al opositor», sintetiza Orlando Jubera, de la academia Iris. «Penaliza especialmente a los que se presentan por primera vez y no conocen el sistema. Intentar explicarles la situación es difícil. ¿Quién se va a poner a estudiar si su oposición igual sale en 2027?», se pregunta Fernández. «Estamos viviendo una falta de seriedad absoluta», añade Jubera en referencia a la ralentización de muchas oposiciones, pero también respecto a los procesos judiciales abiertos en algunas convocatorias.
«Las academias no estamos en nuestro mejor momento», asegura Fernández. «Se van a cargar el sector», remacha Jubera, que culpabiliza a los sindicatos de esta deriva. «Desde el covid no hacemos más que bajar alumnos. Ahora contaremos con un tercio de los estudiantes prepandemia», señala el responsable de Iris.
«Se han lanzado a prestar un servicio de formación que les sirve para un lavado de cara. Cuentan con liberados en cada sector, instalaciones, posibilidad de interactuar con la Administración... y unos costes muy por debajo del mercado», resume Jubera.
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