El monte afronta «lleno de combustible» un verano de muy alto riesgo de incendios
Los expertos piden más precaución aún de lo habitual en una región en la que arden unas 140 hectáreas cada año
Con el verano a la vuelta de la esquina y las previsiones de calor intenso (por encima de 35º en la Ribera) ya marcadas ... para esta semana, resulta obligatorio mirar a los montes y bosques riojanos y pensar en su principal enemigo: el fuego. Y ese vistazo está pintado de verde, reflejo de un invierno y una primavera marcados por el agua.
«Hay muchísima vegetación de especies anuales que luego conforman los pastizales. También se percibe en los matorrales, mientras que en el arbolado, con precipitaciones tan abundantes, se notará un estirón fuerte», analiza Jorge Matey, decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales de La Rioja.
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«El trabajo de prevención ha sido muy importante en los últimos años»
¿Qué supone esta abundancia? «Un aumento de combustible», advierte, aunque sin alarmismos. «A día de hoy en La Rioja esa masa no está disponible para arder debido a la concentración de agua que presentan las especies anuales. Y mucho menos en las de copa. Otros años ya se estaban agostando los pastizales. La situación actual es una pasada», analiza.
Pero las circunstancias pueden cambiar. Matey no ejerce de adivino, pero sí pide precaución y vigilancia ante unos montes y pastizales «llenos de combustible vegetal». «Todo dependerá del verano. Si se encadenan un par de olas de calor, se secará esa vegetación anual. Si se siguen produciendo precipitaciones con cierta continuidad, tardará bastante más», añade. Así que los peligros, como suele ser habitual en La Rioja, se extremarán «al final del verano o en septiembre y octubre».

«A día de hoy la masa vegetal no puede arder por su concentración de agua. Otros años ya se estaban agostando los pastizales»
Jorge Matey
Colegio Ingenieros Forestales
Combatir esa amenaza requiere combinar muchos factores. Bien conocido es el aforismo que reza que los incendios del verano se apagan en invierno. Y es precisamente el de la gestión el punto en el que Matey hace hincapié. «La mayoría de los montes de La Rioja son de utilidad pública y todos tienen un plan de gestión, que es el catecismo de lo que se debe hacer a corto y medio plazo, entre ellos las actuaciones de protección contra incendios», analiza. Los trabajos se realizan («desbroces, fajas auxiliares, podas resalveos...», incide el decano de los Ingenieros Forestales), aunque reivindica que «pueden quedarse cortos en años como este de tanta vegetación».
Además, en los últimos años la situación se ha agravado por una cuestión económica y social: la reducción de la cabaña ganadera extensiva, que «evita la continuidad de la masa herbácea» y ejerce como 'bombero' natural evitando la acumulación de esa hierba que, seca, puede convertirse en el citado combustible.
Por eso Matey reivindica que lo ideal sería «una mayor inversión» para los montes de utilidad pública, pero también para suelos forestales pertenecientes a municipios y a los que la Comunidad destina subvenciones para los trabajos de limpieza. «Medio Ambiente suele ser el gran damnificado de los presupuestos, no solo en La Rioja sino en España. Gestionar el monte es un trabajo de 30, 50 o 150 años, plazos poco compatibles con la política», incide el decano de los Ingenieros Técnicos Forestales.
Años buenos
Pese a que desde el colectivo se reivindica el aumento de las inversiones, se felicitan de que «en los últimos años La Rioja no ha sufrido grandes incendios». En 2024, por ejemplo, se registraron una veintena de conatos (menos de una hectárea de terreno afectada) y una decena que afectaron a una superficie mayor. En total, el pasado año se quemaron 21 hectáreas de arbolado y 41 de superficie desarbolada. Como comparación, 2021 fue el año más catastrófico, con 454 hectáreas calcinadas, la mitad de ellas de monte. En lo que va de siglo, se han visto afectadas por el fuego 3.668,6 hectáreas (tanto de superficie arbolada como desarbolada) en La Rioja, con una media de 146,7 hectáreas anuales.
Lograr que el verano de 2025 se recuerde como tranquilo es una cuestión de todos, especialmente «ante lo imprevisible de la situación, que puede resultar muy peligrosa». Por eso Matey pide a la ciudadanía «sentido común» y «cumplir con las normas y restricciones». Se trata de cuestiones básicas como evitar encender fuego en situaciones de riesgo, extremar los cuidados a la hora de cosechar con la creación de bandas perimetrales, no tirar colillas o basuras... «La mayoría de los incendios se producen por negligencia o accidente», recalca Matey.
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