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Reino Unido busca una mayor integración de los inmigrantes en la sociedad británica y para ello el Gobierno laborista de Keir Starmer pretende exigir un ... nivel más alto de inglés para poder permanecer en el país. Según los medios locales, el Libro Blanco sobre inmigración que está previsto dar a conocer a principios de la próxima semana elevará los requisitos de idioma para quien solicite un visado de trabajo.
El nivel actual de inglés que se exige es el equivalente a un estudiante de secundaria y el Ejecutivo británico considera un listón demasiado bajo pera facilitar la adaptación de los recién llegados. En la actualidad se les requiere ser capaces de comprender la lengua básica en situaciones cotidianas. Así, puedan desenvolverse en ámbitos como el trabajo, la escuela o el ocio y elaboren textos sencillos sobre temas familiares o de interés personal.
La intención de la administración laborista es incrementar el listón hasta lo que se conoce como un nivel B2 en un idioma extranjero. Según el Ministerio del Interior, esto requiere que los solicitantes se expresen «con fluidez y espontaneidad, sin una búsqueda demasiado evidente de expresiones» y que hablen inglés «con flexibilidad y eficacia para fines sociales, académicos y profesionales». Asimismo, también deberán producir textos claros, estructurados y detallados sobre temas complejos.
Frente a la actual espera de cinco años, el proyecto contempla los inmigrantes también podrían tener que aguardar una década para obtener un permiso de residencia indefinido para permanecer en el Reino Unido, a menos que aprueben los exámenes de inglés más estrictos. Este estatus les permite acceder a prestaciones y les abre el camino a la ciudadanía. Las dudas sobre su situación financiera o si han pasado demasiado tiempo fuera del país desde su llegada también complicarían la concesión de un visado permanente.
La nueva legislación responde a los niveles récord de migración neta, que el año pasado ascendieron a 728.000 entradas en el país. Una situación que se considera la causa del ascenso del partido populista Reform de Nigel Farage, que aupado por un discurso duro contra la inmigración asestó un duro golpe a laboristas y conservadores en las elecciones locales de la semana pasada.
Casi un millón de personas en Inglaterra hablan poco o nada de inglés, lo que genera preocupación sobre la integración de los inmigrantes. Y es que uno de cada diez residentes nacidos en el extranjero tiene dificultades con la lengua oficial, según los datos de la Autoridad de Estadísticas del Reino Unido.
La mayoría de los inmigrantes mayores de 16 años pueden hablar inglés: el 51,6% afirma que es su idioma principal y el 38,4% asegura que se expresa con fluidez. Pero el 8,6% —equivalente a 794.332 personas— confiesa que «no sabe hablar bien inglés». Y el 1,4%, 137.876 personas, no tienen ningún conocimiento en absoluto.
Ante estas cifras, el Gobierno de Keir Starmer pretende obligar a la población de origen extranjero a estudiar inglés. Fuentes gubernamentales citadas por el periódico 'The Times' han declarado que el Libro Blanco sobre inmigración incluirá planes para «realizar un control estricto, selectivo y justo». Así, a los migrantes se les dirá que «si quieren venir aquí, deben contribuir e integrarse».
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