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El 1 de Mayo, Día del Trabajador, Colombia amaneció más caliente que de costumbre. El presidente, Gustavo Petro, ya había advertido que iba a lanzar ... su proyecto de consulta popular por las buenas o por las malas y aprovechó las manifestaciones laborales en todo el país para radicar su propuesta en el Senado. El registro de la iniciativa supone todo un desafío a la Cámara Alta para que la acepte o la suspenda. Petro espera la aprobación de la reforma laboral, prácticamente hundida por el Congreso, y que 13,6 millones de colombianos opinen en las urnas sobre los cambios que propone en materia de trabajo.
«Es la hora del pueblo, la hora de Colombia, es la hora de la esperanza, es la hora de la libertad y de la dignidad», se le escucha decir en un vídeo difundido en las redes sociales al mandatario izquierdista, que puso a su favor las tradicionales movilizaciones de las centrales sindicales, así como de 15.000 índigenas desplazados a la capital para defender sus derechos. El jefe del Estado, que ha visto cómo sus reformas sociales han chocado una y otra vez contra la pared del Senado, intenta aplicar ahora una laboral por decreto a través de doce preguntas a la ciudadanía: desde la garantía de un horario de trabajo de ocho horas diarias hasta la implantación de salarios justos, el pago de un sueldo doble en festivos y el respeto a los derechos de los aprendices.
En el vídeo lanzado este jueves, Petro ha recurrido a un antiguo discurso del recientemente fallecido Papa Francisco para dar fuerza a su mensaje. «Si los movimientos populares no reclaman, si ustedes no gritan, si ustedes no luchan, si ustedes no respetan conciencia, tierra, techo y trabajo, sagrados, que nadie les quite esa convicción a ustedes, que nadie les robe esa esperanza, que nadie apague esos sueños», dice la voz en off del pontífice en medio de una sucesión de imágenes que representan a la población colombiana.
Es la hora del Pueblo pic.twitter.com/hJQ02hXMLS
— Gustavo Petro (@petrogustavo) May 1, 2025
Petro y su gobierno no podían haber escogido mejor fecha para lanzar un proyecto considerado como la vara que medirá el respaldo que tendría para encaminar su propósito de reelegir el progresismo para las elecciones del próximo año. El presidente se muestra convencido de que una gran mayoría de colombianos votará al candidato que él proponga y se mostraba este jueves plenamente convencido de que las marchas del 1 de mayo se celebrarían sin incidentes, de forma masiva y pacífica. La multitud que salió a las calles es firme defensora de la consulta popular, de un trabajo digno y de que se respeten los derechos laborales de los aprendices, como propone el jefe de Estado.
La oposición, por el contrario, sostiene que no apoyará la consulta popular por su alto coste, de unos 700.000 millones de pesos colombianos (147 millones de euros). También alega que Petro la está utilizando para hacer campaña electoral. Pero con ese posicionamiento también corren el riesgo de ponerse en contra de una gran mayoría social que reivindica una mejora en sus derechos laborales.
Ya lo dijo Petro recientemente cuando cometió el desliz de llamar «HP» al presidente del Senado: «Si a los amigos de Efraín Cepeda se les ocurre negar la consulta popular, el pueblo va a borrar a esos congresistas de la historia de Colombia». Y advirtió: «La consulta de todas maneras se hará».
La determinación de Petro de gobernar mediante decretos ha abierto una conmoción política no solo con fuerzas opositoras sino también con algunos de sus ministros. En los últimos meses, el presidente ha hecho una declaración de emergencia económica por la fiebre amarilla, además de blindar la reforma a la salud. En total lleva ya 35 intentos de imponerse por esta vía ajena a la búsqueda del consenso.
Petro tiene previsto presentar este jueves ante el Senado las 12 preguntas que planteará en la consulta. Tras esto se abriría un período de un mes para que la Cámara Alta se pronuncie sobre la viabilidad del mecanismo. Para el Gobierno, la renuencia de la oposición ha dado alas a su proyecto. Para uno de los coordinadores de las marchas del 1 de mayo, Gabriel Becerra, la derecha está en una encrucijada. «No fuimos nosotros los que teníamos planeado activar esta movilización, fue una reacción natural y legítima de las centrales obreras al hundimiento de la reforma laboral», dijo. Mientras tanto, el Departamento Nacional de Estadística (DANE) publicaba que el desempleo en marzo se había situado en el 9,6%, la cifra más baja registrada en este mes desde 2017.
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