La planta de San Miguel de Arriba de Alfaro siempre fue más grande
Alfaro. La segunda campaña arqueológica sorprende al hallar que la primera iglesia cristiana medieval tenía un gran tamaño para la época
En los primeros meses de 2024, la primera campaña arqueológica constató que la conocida como San Miguel de Arriba, la primera iglesia cristiana medieval de Alfaro, estaba donde la memoria popular la ubicaba, a los pies del cerro de la Cruz.
En el último mes, desde el 12 de mayo, los arqueólogos alfareños Toño Aguirre y Miguel Martínez han regresado al lugar, a la antigua era que observa a sus pies la colegiata de San Miguel que sustituyó al templo que se emocionan al estudiar. En estos días va a culminar una segunda campaña arqueológica financiada por el Ayuntamiento y que ha cumplido con su objetivo principal al quedar delimitada la planta del templo, con una nave de al menos 43 metros de largo y 17,50 de ancho.
«Desde lo que nos indicaban los sondeos realizados el año pasado, hemos realizado dos trincheras cruzadas en forma de cruz. Y nos ha sorprendido que la iglesia era mucho más grande de lo que nos imaginábamos –valora Martínez–. Siendo el primer templo medieval, en pleno románico en finales del siglo XII, pensábamos que sería un templo pequeño. Pero esta sería mayor que la iglesia del Burgo». Sería mayor que otras iglesias románicas de relevancia como San Martín de Frómista y un poco más pequeña que las catedrales de Zamora o Salamanca. «Sin ser catedral, se aproximó mucho a los grandes templos de la época», destaca el arqueólogo. De este modo, si los alfareños presumen del tamaño de la iglesia de San Miguel, siendo el mayor de La Rioja, su antecesora ya era también grande.
Los expertos tratan de dilucidar si la construcción viene del momento seguido de la Conquista
«Sin ser catedral, se aproximó mucho a los grandes templos de la época», valora Miguel Martínez
Orientada a Jerusalén
Y, también, colegiata. «Los canónigos adscritos a una colegiata realizan los mismos oficios que los monjes de un convento, pero en el mismo templo. Por lo que el templo tenía que ser grande e importante para albergarles», subraya Martínez. Orientada al este, hacia Jerusalén, los trabajos han constatado las seis capillas que describe la documentación con las que contaba el templo, definiendo los muros de una de ellas, en la que hay huella del expolio que sufrió cuando dejó de estar en uso desde el siglo XVIII y la parcela se convirtió en cementerio. Pero los arqueólogos no han podido constatar la torre del campanario, que los textos afirman que existía, además de un grabado.
En estas semanas de labor, la primera la hizo la máquina al retirar la primera capa de 70 centímetros de escombro que los sondeos habían descrito. «Bajamos hasta el suelo de ladrillo, que sabíamos que estaba ahí. Una vez localizado el suelo, hemos excavado manualmente la última capa», describe Toño Aguirre.
El segundo objetivo de la campaña era afinar el momento constructivo, aunque no les ha dado tiempo a realizar las catas. «La primera documentación que habla de la iglesia la cita ya funcionando a principios del XIII. Alfaro se conquista a principios del XII. Queremos dilucidar si la construcción viene del momento seguido de la Conquista, como apunta documentación que dice que se construyó sobre la mezquita, o si aún tardó». Lo que sí han aparecido son tres suelos de estructuras anteriores a la iglesia románica.
Con la esperanza de que haya futuras campañas, Aguirre y Martínez se afanarán ahora en el inventario de lo hallado, cubrirán con malla geotextil los estratos descubiertos antes de volverlos a cubrir. Antes, ofrecerán una visita guiada y una conferencia para mostrar a los alfareños una parte de su historia, de su esencia.
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